La mayoría de los economistas institucionales conciben la economía como un sistema de organización social (formal e informal) relacionado con la producción, distribución y consumo de bienes o, en términos institucionalistas tradicionales, para la asignación de los medios de la vida socioeconómica y su reproducción. En lugar de presuponer ciertas características universales enraizadas en la naturaleza humana, la idea crucial es que las características concretas de las sociedades y las formas de organización económica varían considerablemente a lo largo del espacio y el tiempo.