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Economía conductual

Las perspectivas de la economía pluralista

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Este texto presenta una perspectiva de la Economía Pluralista. En la sección de orientación se puede aprender y comparar diez perspectivas diferentes de la Economía Pluralista.

Autores: Felix Kersting y Daniel Obst | 10 de abril de 2016

Revisión académica: Anónimo (profesor titular)

1. Elementos centrales

La economía conductual es un campo bastante reciente de la economía dominante; fundamentalmente trata de las diferencias que el comportamiento humano muestra con respecto del modelo del homo economicus o del hombre racional. Estas diferencias con respecto del cálculo racional se presentan como «no estándar» (el estándar es la economía neoclásica) o como reflexiones de «sesgo». La investigación conductual explica la conducta humana desde el punto de vista de las preferencias sociales, heurísticas y normas a partir de las cuales se construyen nuevos modelos de conducta. Los descubrimientos científicos derivan principalmente de experimentos de campo o de laboratorio. Además, los descubrimientos de disciplinas vecinas (psicología, ciencias sociales, neurociencia, ciencias cognitivas, etc.) se utilizan y transfieren a la disciplina económica para mejorar la fiabilidad y precisión de la explicación del comportamiento humano en el ámbito económico.

2. Terminología, análisis y concepción de la economía

En general, la economía conductual no tiene fuertes supuestos teóricos o normativos acerca de la manera en que funciona o debería funcionar un sistema económico. En cambio, se analizan y revisan las teorías económicas más importantes (neoclásicas) con respecto al comportamiento humano, señalando divergencias con respecto del modelo neoclásico en contextos económicos concretos, por ejemplo, mercados o bienes públicos (Weber y Dawes, 2010, 91). Así, la economía conductual se centra en el comportamiento observable de los humanos. Los conceptos centrales hacen referencia particularmente a los humanos y sus decisiones. De esta manera, los humanos se describen como seres que se comportan de acuerdo con una “racionalidad limitada”.

Hay diferentes explicaciones de las causas. Una idea importante es la teoría del proceso dual: De acuerdo con Daniel Kahneman (2011), hay dos formas diferentes de pensar basadas en los sistemas involucrados en la toma de decisiones, dependiendo de la situación: Una, el sistema intuitivo, se describe como rápida, sin esfuerzo y volátil con respecto a su rendimiento, mientras que la otra, el sistema de razonamiento, es más elaborada, fiable y lenta. Dado que el sistema intuitivo se distingue de las predicciones del modelo de comportamiento racional, se considera que los humanos se comportan con una racionalidad limitada.

Basándose en la teoría de la decisión neoclásica, el economista conductual Matthew Rabin (2002) desarrolló tres desviaciones de la “teoría de la utilidad esperada” de la economía neoclásica; estas se han convertido en diferencias vitales en la investigación de la economía conductual. Rabin desarrolló “preferencias no estándar”, “creencias no estándar” y “toma de decisiones no estándar” (las tres se refieren respectivamente a una parte de la función matemática en la teoría neoclásica de la utilidad esperada). A continuación se describen las tres, con dos ejemplos presentados para cada caso (para más ejemplos, véase DellaVigna 2009):

 

  • Las preferencias no estándar se refieren a elementos que hacen parte de la función de utilidad:
    • Preferencias sociales: Estas incluyen evidencia para el altruismo y la reciprocidad. Ejemplo: Los humanos no solo se preocupan por su propio interés, sino que también se preocupan por la distribución (Rabin 1993, Levine 1998, Fehr y Schmidt 1999, Bolton y Ockenfels 2000).
    • Preferencias temporales: Los humanos no descuentan constantemente a lo largo del tiempo, sino que a menudo demuestran una preferencia por el presente. Como resultado, las decisiones sobre inversiones futuras y los ahorros se desvían de las predicciones neoclásicas (Frederick, Loewenstein y O'Donoghue 2002).

 

  • Las creencias no estándar se refieren a la parte del proceso de toma de decisiones en la que se deben tener en cuenta las probabilidades:
    • Exceso de confianza: Los humanos tienden a sobrestimar sus propias capacidades. Por ejemplo, el 93 % de todos los conductores en los Estados Unidos dan por sentado que conducen mejor que el conductor promedio (Svenson 1981). Asimismo, los directores de las grandes empresas sobrestiman sus capacidades (Malmendier y Tate 2005).
    • La ley de los números pequeños: Los humanos tienden a extrapolar de una pequeña muestra a toda la población estadística. Por ejemplo, incluso si una Administrador de fondos rinde mejor que el promedio del mercado durante tres años, esto no implica que el alto rendimiento necesariamente continuará en los próximos años.

 

  • La toma de decisiones no estándar se refiere a la pauta de decisiones, siendo la maximización el caso normal:
    • Encuadre (framing en inglés): Las decisiones no solo dependen de los resultados esperados, sino también de la forma en que se presentan los resultados. Los médicos prefieren usar un medicamento arriesgado si se promociona con la frase «salva a 90 de cada 100» en lugar de «mata a 10 de cada 100» (Tversky y Kahneman 1981).
    • Heurísticas: Los humanos usan una variedad de reglas generales para alcanzar una decisión más rápidamente. La Heurística de Disponibilidad describe la sobrestimación de la probabilidad si un evento está disponible cognitivamente. Por ejemplo, tras un accidente aéreo que ha sido retransmitido por los medios de comunicación de todo el mundo, los seres humanos sobrestiman la probabilidad de que ocurra un accidente aéreo en comparación con los periodos de tiempo en los que no se producen accidentes (Thaler y Sunstein 2008).

 

El uso del término “no estándar” en la clasificación de Rabin ilustra claramente la orientación hacia la economía dominante. De esta manera, esta versión de la economía conductual pretende, primero, generar mejores teorías, segundo, realizar mejores predicciones y, tercero, presentar mejores recomendaciones de políticas (Camerer y Loewenstein 2004).

No hay acuerdo sobre cómo deberían influir los resultados mencionados en la teoría de la decisión. Algunos investigadores simplemente extienden la teoría neoclásica de la utilidad esperada agregando los resultados de la economía conductual. Por ejemplo, la “teoría prospectiva” de Daniel Kahneman y Amos Tversky (1979) mantiene el concepto de maximización de la utilidad en su mayor parte, aunque en su modelo las pérdidas se ponderan el doble que las ganancias. Alternativamente, hay conceptos que rechazan una gran parte del concepto de homo economicus, o que se fundamentan sobre otros modelos de comportamiento. Esto incluye la investigación sobre las normas sociales, donde las expectativas de otras personas influyen directamente en el comportamiento del individuo. Con respecto a los enfoques teóricos, además de emplear el enfoque de elección racional neoclásico, la economía conductual también pone en juego los conceptos de una variedad de campos que incluyen la sociología y la psicología social, que tienen diferentes supuestos científicos (Bicchieri y Muldoon 2011). En algunos estudios, el impacto de las normas sociales se utiliza para inducir un cambio de conducta, por ejemplo, para ahorrar energía (Allcott 2011).

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3. Ontología

El enfoque de la economía conductual en el comportamiento humano hace que el individuo sea la unidad central de análisis. Sin embargo, a diferencia de la economía dominante (mainstream, en inglés), el comportamiento humano se concibe de una manera más compleja a nivel ontológico. La economía neoclásica supone un tipo ideal reduccionista de homo economicus, caracterizado por un conjunto estable de preferencias con respecto a un conjunto de bienes. Entretanto, en la economía conductual, con el fin de describir un modelo, se considera que el comportamiento individual está determinado por reglas, heurísticas, deseos, estados de ánimo, emociones y otras cosas (Anger 2014). Debido a que la teoría neoclásica no se corresponde con el comportamiento real, la economía conductual históricamente ha seguido desarrollando nuevos modelos de comportamiento más precisos.

En primera instancia, no está claro qué causa las desviaciones del modelo de homo economicus a nivel ontológico. En el discurso científico hay explicaciones teóricas opuestas y complementarias que consideran que la causa principal surge de un enfoque reduccionista sobre el individuo aislado en lugar del individuo en un contexto de grupo o de toma de decisiones. El análisis de las capacidades cognitivas representa un ejemplo del enfoque reduccionista. Los autores Sendhil Mullainathan y Eldar Sharif (2013) describen que cada individuo tiene lo que han denominado como “escasez cognitiva”. Por lo tanto, las decisiones de los individuos son limitadamente racionales debido a la limitación del pensamiento humano. Los ejemplos de teorías en consonancia con el enfoque contextual incluyen publicaciones sobre normas sociales, que enfatizan la influencia del contexto en las decisiones individuales (para una visión general teórica, cfr. Bicchieri, Muldoon 2011).

La investigación de la económica conductual no presenta una respuesta universal a la pregunta de si los enfoques reduccionistas o contextuales son más adecuados para obtener resultados fiables. Otra pregunta aún en disputa que figura como un asunto aún debatido es si las preferencias están arraigadas en los seres humanos (individualismo metodológico con preferencias y reacciones estables a los resultados) o si están influenciadas por factores externos y, por tanto, se consideran endógenas (ver sección 7).

Por otra parte, la escasez de recursos a menudo se considera el problema económico central en la economía conductual. A raíz de esta concepción surge la pregunta acerca de las condiciones externas que deben estar presentes para que las personas se comporten de acuerdo con los supuestos del homo economicus, en la medida en que esto daría lugar a un resultado eficiente (Frank y Bernanke 2004, 4). El problema económico central de la escasez se puede derivar de la investigación conductual aplicada en la disciplina «diseño de mercado». El diseño de mercado se ocupa de la arquitectura de los mercados y tiene en cuenta ciertos objetivos. En la enciclopedia económica Gabler Wirtschaftslexikon se considera que los objetivos principales del diseño de mercado son «la maximización de los retornos, la eficiencia o la liquidez, la minimización de los costes, la revelación de la información»  (traducción propia, Springer Gabler Verlag 2017) .

Además, la incertidumbre es un factor en la economía conductual. Se supone que las personas en un entorno de incertidumbre no calculan racionalmente la elección óptima para tomar una decisión. En su lugar, emplean heurísticas para la toma de decisiones. A diferencia de la economía neoclásica, la economía conductual se propone analizar las decisiones tomadas bajo esta incertidumbre fundamental, donde el nivel de riesgo continúa siendo desconocido (Tyszka 2015, 12). Pero las heurísticas no se limitan a las decisiones bajo condiciones de incertidumbre y pueden aplicarse en múltiples situaciones relacionadas con la toma de decisiones. En comparación con otras escuelas de pensamiento, como la economía austriaca o la economía poskeynesiana, la incertidumbre juega un papel subordinado y solo es relevante para un subcampo de la economía conductual.

¿Cómo aborda la economía conductual las sucesiones temporales en el nivel ontológico? En la mayoría de las teorías y modelos se tratan como estáticas. Esto significa que los modelos se proponen predecir eventos futuros en periodos de tiempo agrupados. Las preferencias inconsistentes en el tiempo muestran un cierto grado de dinamismo, sin embargo, los resultados de dicho dinamismo no son abiertos o indeterminados (por ejemplo, Frederick, Loewenstein y O'Donoghue 2002). Además, otros enfoques como la teoría prospectiva (Kahneman, Tversky 1979) se adscriben a una concepción en la que los puntos de referencia pasados influyen dinámicamente en el comportamiento futuro, pero no de forma abierta e indeterminada.

4. Epistemología

La economía conductual supone que el comportamiento asignado al homo economicus no es apropiado para describir el comportamiento humano (con respecto a la toma de decisiones). Este es el asunto central de la economía conductual. Por el contrario, el punto de partida de la economía conductual es el mundo real en el que las teorías y las hipótesis se prueban mediante experimentos (ver sección 5). Esta orientación descriptiva corresponde a un realismo epistemológico dado que supone que los científicos pueden observar y describir el comportamiento humano con relativa facilidad. Las preguntas acerca de la producción de conocimiento y las dinámicas de la ciencia y los conceptos científicos autorreferenciales, que se abordan mediante enfoques constructivistas, no desempeñan un papel importante en la economía conductual, incluso si los científicos de este campo promueven aplicar los hallazgos conductuales (ver sección 6).

Con respecto a la clasificación de los resultados empíricos, se toma el comportamiento asumido del homo economicus como punto de referencia para medir el comportamiento observable. Esto resulta evidente, por ejemplo, en el discurso de Kahneman (2003, 1449), ganador del Premio Nobel, en el que explica que su investigación pretende explorar “los sesgos sistemáticos que separan las creencias que tienen las personas y las elecciones que toman, de las creencias y elecciones óptimas asumidas en los modelos del agente racional”. Por medio de este tipo de procedimiento, se puede determinar si una persona se comporta de acuerdo con los supuestos del homo economicus y en qué medida su comportamiento se desvía de este concepto (Angner 2014). Para algunos investigadores, el punto de referencia neoclásico es al mismo tiempo un ideal normativo. Así, Richard Thaler (2016a, p. 1591) escribe: “La teoría de la utilidad esperada sigue siendo la regla de oro sobre cómo deben tomarse las decisiones de cara al riesgo”. Colin Camerer et. al. formulan esta posición de manera aún más drástica. (2003): «El desafío consiste en averiguar qué tipo de comportamientos “estúpidos” pueden surgir de manera rutinaria y cómo prevenirlos, a la vez que se imponen restricciones mínimas a quienes se comportan de manera racional». La aspiración de reducir la diferencia entre el comportamiento observable y el punto de referencia mediante teorías prescriptivas incluye elementos constructivistas (comparar, por ejemplo, el empujón -Nudging- de Thaler y Sunstein 2008).

En lo que respecta a la epistemología, la economía conductual se centra en el comportamiento humano en situaciones económicas de toma de decisiones (orientado a objetos, es decir, se considera que un problema o fenómeno específico es muy importante) y, al mismo tiempo, se derivan hipótesis de un marco teórico generalizado y se aplican a muchos aspectos de la economía (orientado a la perspectiva). Esto distingue la economía conductual de otras escuelas teóricas, que generalmente están claramente orientadas a objetos u orientadas a la perspectiva. Así, su enfoque se centra en el análisis del comportamiento humano en situaciones económicas (decisiones), por un lado, y la afiliación teórica a las teorías económicas (neoclásicas), por otro lado. La economía conductual se enfrenta a esta tensión como una perspectiva que sigue ciertos intereses y al mismo tiempo sigue consideraciones teóricas (ver sección 8).

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5. Metodología

El enfoque metodológico de la economía conductual se centra en los experimentos. Se distingue entre experimentos de laboratorio y de campo. En el diseño de investigación experimental, solamente el comportamiento medido se utiliza como base para el análisis.

Vernon Smith sentó las bases de los experimentos económicos estandarizados. Su objetivo era establecer una situación experimental teórica similar a la de un agente-principal, con un conjunto fijo de opciones para revelar las preferencias de los participantes. Todos los demás factores de influencia son eliminados para comparar las predicciones del modelo con el comportamiento observado. Desarrolló este enfoque en la Teoría del valor inducido (Smith 1976). Por ello, recibió el Premio del Banco de Suecia (Sveriges Riksbank) en Ciencias Económicas en Memoria de Alfred Nobel. Smith describe ciertas condiciones metodológicas que deben cumplirse para lograr resultados imparciales. Por ejemplo, diferentes opciones deben tener diferentes recompensas. Esto requiere un medio gratificante con ciertas propiedades. Por ejemplo, el participante siempre debe preferir tener más del medio (monotonicidad) y otros factores deben ser más bien irrelevantes en comparación con el medio (dominio).

Si bien los experimentos de laboratorio fueron predominantes en los inicios de la economía conductual, los experimentos de campo se han vuelto cada vez más importantes (para una descripción general, véase DellaVigna 2009). Además de esto, ha proliferado la aplicación de mediciones neurocientíficas. A menudo, el objetivo de la metodología es determinar los efectos causales. El diseño experimental frecuentemente empleado, con un grupo de control y un tratamiento aleatorizado, pretende simular una situación contrafáctica de la manera más veraz posible, para aislar el efecto de una medición única o de un cambio de situación. La orientación metodológica se centra en el ideal de las ciencias naturales.

La investigación cualitativa es una excepción rara y su metodología es claramente diferente de los experimentos estandarizados. Por ejemplo, Truman F. Bewley (2002) realizó 300 entrevistas con personas de negocios preguntando por qué los salarios no caen durante una recesión. En lugar de medir el comportamiento observado, Bewley investigó los motivos individuales.

La generación de hipótesis no sigue un patrón uniforme en la rama de la economía conductual. La orientación empírica hacia el comportamiento observable implica un enfoque inductivo (que también se postula en algunos casos, como lo demuestran las afirmaciones tales como: “Deje que los datos le digan lo que está sucediendo, tanto en el trabajo empírico como en el desarrollo de la teoría” (Thaler 2016b). Pero, generalmente, las hipótesis se derivan del constructo deductivo del homo economicus y sus versiones modificadas. Además, los experimentos se llevan a cabo si la teoría no sugiere predicciones distintas, o predicción alguna.

6. Ideología y objetivos políticos

El objetivo de la investigación en económica conductual es obtener un mayor conocimiento sobre el comportamiento humano en la toma de decisiones y describir mejor y dar forma política a los fenómenos sociales (como la inversión en pensiones privadas, sanidad, decisiones sobre finanzas y educación), principalmente de acuerdo con el ideal normativo de la elección racional. Esto significa que el comportamiento que se considera no racional desde el punto de vista económico debería reducirse gradualmente. Los empujones (como la configuración predeterminada de los sistemas de pensiones, la disposición de las verduras en una cafetería o la presentación de información) se consideran instrumentos apropiados (Thaler y Sunstein 2008) para guiar a los humanos a tomar decisiones que tomarían si su racionalidad no fuera limitada, por ejemplo, debido a la falta de autocontrol. Se presupone que los humanos prefieren estos dispositivos y estas decisiones a aquellas motivadas por la racionalidad limitada. Richard Thaler y Cass Sunstein (2008) consideran que estos enfoques representan una forma de paternalismo liberal. El paternalismo liberal se diferencia del paternalismo puro en tanto en que las oportunidades no está          n restringidas. En cambio, se modifica la arquitectura de elección en favor del resultado preferente. En torno al debate en filosofía de la economía, véase Robert Lepenies y Magdalena Malecka (2015).

Por otro lado, los hallazgos de la economía conductual se utilizan para probar la efectividad de una política ideada para lograr un objetivo determinado. Para los economistas conductuales, los experimentos son un método apropiado para comparar diferentes opciones en política. El equipo de Behavioral Insights en el Reino Unido, que trabaja para el gobierno, preparó instrucciones para las autoridades públicas con el fin de realizar experimentos a nivel local. Esto implica un cambio hacia situaciones concretas como punto de partida de las políticas. Este enfoque es aplicado también en la economía del desarrollo por Abhijit Banerjee y Esther Duflo (2012), quienes también adoptan la idea del paternalismo liberal.

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Estudio

 

7. Debates y análisis actuales

Un debate recurrente en la bibliografía sobre economía conductual aborda la cuestión de si las preferencias son endógenas o exógenas. Un conocido estudio de Joseph Henrich et al. (2001, 77) llega a la siguiente conclusión: “las preferencias sobre las opciones económicas no son exógenas, como considera el modelo canónico, sino que están marcadas por las interacciones económicas y sociales de la vida cotidiana”. Una amplia encuesta realizada por Armin Falk et al. (2015) arrojó resultados similares. Esto está conectado a un debate en la economía del bienestar, un campo de la economía dominante que permite afirmaciones normativas. Sin embargo, si las preferencias se consideran endógenas, las afirmaciones normativas ya no son posibles porque la economía del bienestar presupone preferencias estables y exógenas. Por lo tanto, un debate en el campo de la Filosofía de la Economía sobre “purificación de preferencias” discutiría sí los supuestos sobre afirmaciones verdaderas son aún posibles en la economía del bienestar (cf. Infante et al. 2016).

Otras investigaciones actuales tratan sobre la reconcepción de las ideas sobre el individuo. Esto parece ser necesario, ya que la economía conductual rechaza al homo economicus como agente de los modelos económicos. En este contexto, George Akerlof y Rachel Kronton (2000) establecieron la identidad, entendida principalmente como una preferencia por ajustarse a las normas, como parte de la investigación económica. (Se puede encontrar otra concepción de identidad en el trabajo de Bénabou y Tirole 2011). Rachel Kranton (2016) resume el estado actual del debate y, para un análisis crítico, comparar con John Davis (2011).

Los sujetos de prueba en experimentos de laboratorio también son objeto de debate (para una descripción general, véase Levitt y List 2007 y para una respuesta, véase Camerer 2015). En un artículo que recibió mucha atención, Henrich et al. (2010) caracterizó a los sujetos de prueba como las “personas más extrañas del mundo”. En este contexto, “extraño” significa “occidental, educado, industrializado, rico y democrático”. Según los autores de los estudios, si bien los resultados de los experimentos de laboratorio de economía no muestran un comportamiento promedio o habitual, aún se pueden extraer conclusiones generales de esos experimentos. Por consiguiente, se pone en cuestión la validez externa de esos experimentos. En contraste, Armin Falk y James Heckman (2009) consideran que estos problemas no son tan graves y apuntan a la alta validez interna, la posibilidad de identificar los efectos causales y la posibilidad de combinar procedimientos experimentales con datos de encuestas para mejorar la validez externa.

Con respecto a las implicaciones políticas de la economía conductual, los trabajos de Thaler y Sunstein sobre los empujones y el paternalismo liberal son objeto de debate, especialmente en otras ciencias sociales distintas a la economía. Las tesis fundamentales de los autores son que el comportamiento racionalmente limitado lleva a “fallos de comportamiento del mercado” y que las personas a menudo actúan en su detrimento involuntariamente. En tales casos, las instituciones o el Estado tienen que “empujar” a las personas en la dirección correcta, ya que de lo contrario serán empujadas en otra dirección por otras personas, empresas o instituciones que carecen totalmente de responsabilidad democrática. En Alemania, el psicólogo Gerd Gigerenzer (2015) rechaza los “empujones”, ya que se basan fundamentalmente en la elección racional como ideal normativo y no pueden funcionar para ofrecer una pedagogía mejor relacionada, por ejemplo, con decisiones financieras.

8. Delimitación: escuelas secundarias, otras teorías económicas y otras disciplinas

No es posible diferenciar coherentemente entre diferentes corrientes de la economía conductual. En los libros de texto de economía (por ejemplo, Beck 2014), las áreas de investigación de la economía conductual a menudo están caracterizadas por los siguientes temas (similar a la diferenciación de Rabin, descrita en la sección 2):

  • Análisis de heurísticas; por ejemplo, heurística de representatividad, heurística de disponibilidad.
  • Descuentos y preferencias temporales
  • Altruismo, equidad, reciprocidad
  • Emociones
  • Investigación de la felicidad

Se pueden realizar distinciones adicionales, en particular con respecto a la aplicación práctica de los hallazgos teóricos, entre diferentes áreas como las finanzas conductuales, la macroeconomía conductual, la política social y el paternalismo liberal (cf. Beck 2014, Heukelom 2014 presenta un resumen histórico).

Además, han existido intentos de clasificar aspectos particulares de la investigación en relación con quién asumió la mayor parte de esa investigación (Tomer 2007): un ejemplo es la Teoría de la Satisfacción (Satisficing Theory) de Herbert Simon (1955), según la cual los individuos no maximizan su utilidad, sino que se sienten satisfechos una vez se cumplen sus expectativas. El trabajo de George Akerlof (2002) representa otro ejemplo que integra los hallazgos de la economía conductual en la macroeconomía neoclásica. Otro es la considerable influencia de Vernon Smith en la economía experimental, como consecuencia de su análisis del funcionamiento y diseño de los mercados (para la historia revisar, cf. Svorenčík, 2015).

Mientras que la corriente principal de la economía conductual trata de mejorar, y no de revolucionar, los conceptos neoclásicos, hay algunos autores que se distancian de los conceptos neoclásicos. Hermann Brandstätter y Werner Güth se refirieron a gran parte de la tendencia de programas de investigación mencionada anteriormente como “taller(es) de reparación del modelo neoclásico” (1994), ya que los hallazgos de la economía conductual amplían los modelos estándar, pero mantienen sus supuestos sobre la maximización racional. Sin embargo, existen teorías que rechazan el concepto de la maximización de la utilidad. Algunos ejemplos de este rechazo son la teoría de la satisfacción (Simon 1955), la teoría de la adaptación a los niveles de aspiración (Selten 1998), la toma de decisiones basada en casos (Gilboa y Schmeidler 2001), así como la heurística rápida y frugal (Gigerenzer y Goldstein 1996).

Finalmente, vale la pena mencionar el área de la neuroeconomía, con su fuerte enfoque en la investigación médica, siendo el punto de partida de estos análisis los hallazgos neurocientíficos. A menudo, el comportamiento se analiza aquí por medio de imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI, por sus siglas en inglés).

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9. Delimitación con respecto de la corriente dominante

Una diferencia fundamental entre la economía conductual y las teorías centrales de la corriente dominante es la manera en que se clasifica el comportamiento humano. Mientras que la corriente neoclásica considera que la concepción del comportamiento en términos de homo economicus es descriptiva y normativamente adecuada, en economía conductual, el comportamiento en términos de homo economicus es una pauta normativa (véase Kahneman 2003 y Thaler 2016a). El fundamento descriptivo es el comportamiento humano observable.

Al margen de esta diferencia, la economía conductual es un campo reconocido de la economía dominante. El reconocimiento y la compatibilidad se deben a los métodos experimentales que también son la norma en otras áreas empíricas de la investigación económica convencional (cf. Angrist y Pischke 2014).

10. Instituciones

Representantes:

  • anteriormente: Herbert Simon, Amon Tversky, Vernon Smith, Reinhart Selten
  • actualmente: Daniel Kahneman, Colin Camerer, Matthew Rabin, David Laibson, George Loewenstein, Richard Thaler, Ernst Fehr

Revistas:

  • Games and Economic Behavior
  • Experimental Economics
  • Journal of Economic Behavior & Organization
  • También revistas populares como like American Economic Review, Quarterly Journal of Economics, Econometrica, Journal of Political Economy, Review of Economic Studies, Economic Journal, Journal of Economic Perspectives, Journal of Economic Literature

Think Tanks / Universidades:

  • Universidades: Bonn, Colonia, Zürich, London School of Economics and Political Science, Warwick, Nottingham; para EE. UU c.f. https://www.behavioraleconomics.com/be-grad-programs/
  • Instalaciones de investigación: WZB Berlin, MPI für Bildungsforschung Berlin
  • Mesa redonda de economía conductual (asociada con la Fundación Russell Sage)

Plataformas en línea:

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Referencias

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Behavioral Economics in Action University of Toronto a su propio ritmo debutante
Behavioral Investing Indian School of Business incesantemente debutante
Introduction to Complexity Santa Fe Institute incesantemente debutante
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Psychology and Economics Massachusetts Institute of Technology a su propio ritmo adelantado
Behavioural insights for public policy None a su propio ritmo debutante

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